Redacción. Vitoria
La multimodalidad de las técnicas de diagnóstico por imagen es el reto de futuro que se marcan los cardiólogos para alcanzar una estrategia de diagnóstico más adecuada para cada uno de los pacientes, causando el menor grado de invasión y de molestias. Así, el XXX Encuentro Anual de la Sección de Imagen Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), que en esta ocasión se ha celebrado en Vitoria, ha abordado la consecución de esta mejor combinación de las distintas tecnologías que se emplean, desde el electrocardiograma de esfuerzo a la ecocardiografía de estrés, pasando por la resonancia magnética nuclear o el TAC, entre otras.
Vicente Bertomeu, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (izq.), junto con otros ponentes de las jornadas; en el centro, Esther Pérez David, y la dcha., el cartel de la XXX Reunión de la Sección de Imagen Cardiaca de la SEC.
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Río Aguilar, presidente de la Sección de Imagen Cardiaca de la SEC, ha explicado que, si bien “hoy en día los especialistas dominan ampliamente las técnicas de imagen, aún se debe perfeccionar la estrategia a la hora de combinar modalidades”. “Gracias a la formación lograremos ajustar mejor el uso de estas técnicas de imagen a la medida del problema que presenta cada paciente”, ha añadido. Los expertos también han señalado que uno de los problemas del diagnóstico por imagen viene derivado, en muchas ocasiones, de la falta de formación en el uso simultáneo de estas tecnologías.
Según estudios publicados por The New England Journal of Medicine, Europa ha multiplicado por doce el gasto invertido en técnicas de imagen en los últimos años, mientras que en EEUU se ha multiplicado por veinte. Las investigaciones han revelado que, en ocasiones, existe un abuso del uso de las técnicas de imagen y se duplican los mismos análisis realizados con distintas técnicas, sin conseguir necesariamente un mejor diagnóstico.
También es cierto que en otras situaciones existe un escaso uso de las técnicas de imagen en la detección de enfermedades cardiovasculares, tal y como muestran los estudios presentados por Medicare (el programa de seguro de salud del gobierno de los Estados Unidos), que ha desvelado que cerca del 40 por ciento de los pacientes a los que se sometía a una dilatación percutánea por enfermedad coronaria no habían sido expuestos a ninguna prueba de detección de isquemia, lo que se considera una mala práctica acorde con las guías diagnósticas.
Miguel Ángel García, presidente de la Asociación Española de Imagen Cardiaca y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, ha definido como “fundamental” llegar a un consenso ”para evitar la disparidad en el uso de las técnicas de imagen. A pesar de que existen guías de actuación, la realidad es que el uso de estas técnicas de manera combinada necesita una revisión”.
Hacia el diagnóstico no invasivo
Por otra parte, este encuentro ha acogido la presentación de un estudio que demuestra la utilidad del estudio no invasivo con resonancia magnética en los pacientes con taquicardias ventriculares. En el análisis para la realización del estudio se compararon 18 pacientes con taquicardia ventricular con una población control de 18 pacientes con infarto crónico, pero asintomáticos, con las mismas características de edad, sexo, localización del infarto y función ventricular izquierda, y se observó que los pacientes con taquicardia ventricular tenían una frecuencia muy superior de canales de tejido heterogéneo en el estudio de la resonancia magnética que el grupo de control. Asimismo, se detectó una elevada correlación de los hallazgos obtenidos mediante ambas técnicas en los pacientes con taquicardia ventricular.
Gracias al nuevo uso de la resonancia magnética de realce tardío, que detecta la fibrosis y la necrosis miocárdica a partir de imágenes muy intuitivas con contrastes de colores, es posible proporcionar mucha más información previa al electrofisiólogo acerca de la distribución de la escara y de los canales. De este modo, se logra reducir las irradiaciones a los pacientes y las posibilidades de sufrir complicaciones.
Esther Pérez David, coautora del estudio, ha indicado que “el primer objetivo es proporcionar al electrofisiólogo, a partir de una técnica no invasiva, información previa al estudio electrofisiológico acerca de la distribución de los canales responsables de la taquicardia ventricular, facilitando la ablación y, por tanto, acortando el procedimiento invasivo”.
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